Las crónicas y relatos de viajes se pueden considerar
valiosas fuentes de información y son
testimonios valorables para la reconstrucción histórica; en ellas
encontramos descripciones de aspectos relacionados con lo económico, social,
político, cultural y del paisaje natural de localidades, pueblos, villas y ciudades;
es pertinente dejar sentado que en cada una de esos diarios, crónicas, relatos
o narraciones está implícita la subjetividad y se evidencia la escala de
valores, lógicas, prejuicios, y saber científico o académico de quien percibe
esa realidad
Las tierras del llamado “Nuevo Mundo” fueron objeto de
interés para los europeos; por lo tanto recorridas durante los siglos: XVI, XVII, XVIII y XIX por
diverso viajeros, entre los que destacan: misioneros, obispos, frailes,
naturistas entre otros, quienes en su gran mayoría dejaron memorias escritas
con sus impresiones; en el caso de la Provincia de Venezuela destaca en
importancia la visita realizada entre los años de 1799 y 1800 por los
científicos Alejandro de Humboldt y Aime Bomplan, cuyas descripciones se
recogen en su obra, “VIAJE A LAS REGIONES EQUINOCCIALES DEL NUEVO
CONTINENTE”[1].
En el presente trabajo recontaremos el testimonio que nos dejó el Científico
Alemán Alejandro de Humboldt cuando en su paso por los Valles de Aragua nos describe
al maravilloso Samán de Güere.
La reseña que
nos dejó el viajero ha sido contada y recontada por muchos
en artículos, paginas, trabajos;
mas sin embargo, en honor a la
verdad me he sentido persuadida a presentarlas por razones muy personales, las
cuales esbozaré a continuación; en el
año 1986 me correspondió junto a mi
familia fijar residencia en una barriada cercana al emblemático y patrimonial
Samán de Güere, por su cercanía toma ese mismo nombre “Samán de Güere”, allí vivo aún, en la calle que es camino recto hasta el
monumento, donde ya no existe el
majestuoso árbol; pero es presencia
intangible como todo lo grandioso; el Samán de Güere es muestra de lo
imperecedero, es una de esas permanencias en el
tiempo de larga duración.
Sobre este sitio
a mi saber, era solo un monumento
histórico; posteriormente en mis investigaciones de historia colonial sobre la propiedad
territorial en el Valle de Turmero, varios documentos empezaron a dar noticias del sitio de Guere: mercedes
composiciones, inventario, deslindes,
particiones, encomiendas de indios y los litigio de tierra emprendido por los
indígenas contra miembros de la
aristocracia territorial, todos ellos de gran valor histórico; pero realmente ninguno de los encontrados explicaban o daban
noticia del milenario árbol; es la descripción
del insigne viajero que nos aporta una imagen con lujos y detalles de su
majestuosidad.
En la descripción que he tomado del libro “VIAJE
A LAS REGIONES EQUINOCCIALES DEL NUEVO CONTINENTE”, encontramos una narrativa donde se expresan detalles
característicos de la botánica, apreciaciones con matices antropológicos y la
fascinación de los visitantes frente al esplendente monumento de la naturaleza, el Samán de Güere
Tomada del Cojo Ilustrado 1892 N°18
Al describir sus características especifica de la
botánica del árbol señala: “El Samán
es una vistosa especie de mimosa, cuyos brazos tortuosos de dividen por bifurcación” y más adelante
agrega para “…solo tiene 60 pies de alto y 9 de diámetro; pero su verdadera belleza
consiste en la forma general de su cima.
Los brazos se despliegan como un vasto
parasol y se inclinan todos hacia el
suelo del que quedan uniformemente
separados de 12 a 15 pies. La periferia
del ramaje o de la copa es tan regular, que trazando diferente diámetros
hallé que tenía de 192 a 186 pies. Uno
de los lados del árbol estaba por entero
despojado de sus hojas y flores.
Cubren los brazos y desgarras su corteza
Tilandias, Loranetas, Pitahayas, y otras plantas parasitas”
El Samán es una planta propia de las zonas intertropicales
muy común en las llanuras Venezolanas y otras regiones de Centroamérica y
Sudamérica, según lo que se desprende
del relato de Humboldt, el de Guere no era un árbol común, era un árbol famoso
y conocido en toda la Provincia de Venezuela y así lo testifica cuando dice “Al salir del pueblo de Turmero, a una legua
de distancia, se descubre un objeto que se presenta en el horizonte como un
terromontero redondeado, como un tumulus cubierto de vegetación. No es una
colina ni un grupo de árboles muy juntos, sino un solo árbol, el famoso Samán
de Guere, conocido en toda la provincia
por la enorme extensión de sus
ramas, que forman una copa hemisférica
de 576 pies de circunferencia.”
Podríamos inferir con el riesgo a equivocarnos, que la
fama de este Samán no se debió solo al follaje de sus ramas, dibujada en una narrativa breve y poética Su follaje tenue y delicado se destaca agradablemente sobre el azul del
cielo” si no a la fervorosa devoción y admiración que se le profesaba
desde tiempos ancestrales “ Los
habitantes de sus valles y sobre todo los indios , tienen veneración por el Samán de Güere, al que parecen haber
hallado los primeros conquistadores poco más o menos en el mismo estado en que hoy lo vemos. Desde que se viene observando
atentamente no se le ha visto mudar el grosor ni de forma”
Este esplendoroso árbol debió ser una deidad, reverenciada por los numerosos indígenas que habitaron estas
tierras; formó parte de su
espiritualidad en esa intrínseca relación con la naturaleza. Asentado en el
sendero para transitar los valles de Aragua y paso común y ordinario de Caracas
a Valencia era un punto inevitable en el camino para viajeros y transeúntes
viajantes o caminantes; Largo tiempo nos detuvimos debajo de su bóveda vegetal. El tronco del
Samán de Güere, que se encuentra sobre el camino mismo de Turmero a Mracay…” su ubicación lo convirtió en escenario propicio para el descanso, el rito, la veneración, la reflexión el encuentro, y seguros estamos también
espacio para el combate y la resistencia frente a las hueste españolas cuando a
mediados del siglo XVI anduvieron por estas tierras.
Para
finalizar, tres aspectos no menos
importante son referenciados por el eminente viajero sobre el Samán de Güere: primero, la comparación que
hace de este con la del Drago de Orotava (un arbolo casi milenario que Humboldt
había visitado en Tenerife) “Este Samán debe ser por lo menos de la edad
del Drago de la Orotava. El Aspecto de los arboles vetustos es en cierto modo imponente y
majestuoso”; segundo la reseña
de una sentencia en contra de un hacendado que había cortado unas ramas del árbol “Supimos con satisfacción que le actual propietario del Samán había
promovido un juicio contra un hacendado
que había tenido la temeridad de cortar
una rama. La causa fue pleiteada, y el tribunal
condenó al hacendado” y
tercero la existencias de otros samanes en la región “Cerca de Turmero y de la
Hacienda Cura se hallan otros Samanes con el tronco más grueso que el de Guere;
pero su copa hemisférica no tiene igual
amplitud.”
[1] Alejandro de Humboldt,
Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente, (Traducción de
Lisandro Alvarado)., Tomo III, Biblioteca Venezolana de Cultura, Caracas,
Ediciones del Ministerio de Educación, 1956,
Todas la citas
fueron tomadas de las páginas 69 y 70
La autoría de la foto no es del paul rostil? Honol a quien lo tiene.
ResponderEliminarBuenas tarde Profesora mi nombre es José, la felicito por su excelente blog soy igual que usted investigador de historia y estoy realizando en estos momentos varios trabajos de historia y el principal es sobre las espadas de los próceres de Venezuela, si usted tiene información acerca de este tema por favor escríbame al siguiente correo, espamiraboli@gmail.com muchas gracias.
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